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Soichiro Honda
Nacido en
1909 en una familia pobre de un
pequeño pueblo japonés, desde temprana edad Soichiro Honda se apasionó por los artefactos mecánicos. Tal vez
el taller de reparación de bicicletas de su padre fuera su primera inspiración
A los 15 años, se mudó a
Tokio para trabajar en la automotriz Hart
Shokai. ¿Qué hacía en la empresa? Cuidar al bebé de su jefe.
Lentamente, fue conociendo el negocio automotriz hasta que a los 21 años, ya
convertido en un experto mecánico, le ofrecieron ser jefe de una sucursal en su
pueblo natal. Pero Soichiro no tenía alma de ejecutivo y pronto arrancó con un
proyecto propio: una fábrica
de pistones. ¿El resultado? Un espectacular fracaso. Sus
pistones no superaban las pruebas de calidad. Sin embargo, lejos de
amedrentarse, Soichiro comprendió que su problema era la falta de capacitación
y se inscribió en la universidad.
Tras un par de años de educación, regresó al ruedo y su fábrica de pistones
comenzó a prosperar. Pero la suerte todavía no lo ayudaba. A fines de la Segunda Guerra Mundial,
Soichiro perdió todo en un Japón devastado por las bombas norteamericanas. Sin
embargo, en lo que parecía un terrible golpe adverso, él encontró la gran
oportunidad.
Ante la escasez de combustible en todo el país, los
japoneses se habían acostumbrado a andar en bicicleta para todos lados. Pero un
día, Soichiro se cansó de tanto pedalear, y decidió ponerle a su bicicleta
un viejo motor chico, de bajo consumo. Al verlo transitar las calles
niponas con su nueva bicicleta motorizada, los familiares y amigos de Soichiro
le pidieron que hiciera lo mismo con sus propios vehículos, hasta que el joven
ingeniero se quedó sin motores.
En 1948, con su socio
Takeo Fujisawa, fundó la Honda
Motor Company para fabricar motocicletas. La idea fundadora de
la empresa consistía en incorporar motores a las bicicletas. El primer motor,
demasiado pesado, fracasó estrepitosamente y Honda quedó otra vez en
bancarrota. Pero no abandonó su sueño sino que elaboró un nuevo motor más
liviano, rápido y silencioso. Las ventas se dispararon. Pronto, la producción de la compañía alcanzó
las 9.000 unidades mensuales. Honda creció, instaló nuevas
fábricas y expandió su producción a 25.000 unidades por mes.
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